jueves, 21 de agosto de 2008

Infusión de té blanco

El otro día estuve en casa de una conocida que me invitó a tomar una infusión de té blanco con cinamomo y raspadura de naranja agria seca. Por supuesto le pedí un café con hielo, como me he bajado del tren de las tendencias hace unas cuantas paradas me niego a tomar agua caliente con olores extraños.
Mi amiga, sentada en su sofá de Gore-tex blanco hielo me explicaba que se había encontrado a una compañera nuestra de un curso de cirugía cardiovascular para aficionados; la pobrecilla se había casado y se había convertido en una Maruja, con mechas y todo, apostilló horrorizada.
Algo me sonó extraño, es posible que el tintineo del colgante de cristales tallados colgado en la barra de la cortina me hiciera entrar en un trance en el que percibía la realidad de una forma nueva.
Miraba a mi amiga explicotearse meneando la multitud de pulseras de plata, sus soles tatuados, sus pendientes de coco en forma de cuerno de rinoceronte y su pelo negro ala de cuervo. Todo se desvaneció.
F. R. David sonó en el radiocasete mi amiga que ahora llevaba unas hombreras enormes, el pelo cardado y un fantástico pendiente hecho con un disco de muñeca llorona y una caracola pegada en su centro. Su madre entró en la habitación y empezó a cotorrear moviendo las manos de forma hipnótica haciendo sonar las monedas de oro de su pulsera… Comentaba que acababa de encontrarse a Minducha, la vecina del segundo de cuando vivían en la otra casa, que estaba avejentadísima, cosa increíble porque tenían la misma edad así que lo que la hacía parecer de los tiempos de su madre debía de ser el luto y el pelo en un moño de castañeta.
Miré a mi alrededor y descubrí que donde la madre tenía una capillita con la Virgen de Lourdes mi amiga había puesto un jardín Zen, una bandeja de madera con arena y un rastrillito. La bailarina de Lladró había dado paso a una marioneta persa, la imitación de piel del sofá, que tan fácilmente se limpiaba, había sido sustituida por una imitación de terciopelo “easy clean”. El sentido práctico de los antiguos tiempos modernos se había reconducido gracias al Feng Shui para seguir siendo exactamente lo mismo pero con el inconfundible estilo de la semana de algo del Corte Inglés.
Zen, el gato siamés de mi amiga me saltó al regazo disipando mi ensoñación. Dejó de sonar Words don´t come easy y el radiocasete de doble pletina volvió a ser un brillante Ipod conectado a unos impensables altavoces que ululaban algo arabeizante filtrado por ese soniquete espiritual del Chill out.
La nueva revelación estaba allí, sentada conmigo en el pulquérrimo sofá, se llamaba Lourdes y era el paradigma perfecto de la Neomaruja.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de esas marujas new age!!!!!!!una de esas que escucha a Enya!!! No, no puedo... querido Abelardo no se que pensar me dejas de piedra, yo crei que seleccionabas mejor tus amistades, aun recuerdo todos los test que tuve que pasar para ser invitada a una de tus famosas sesiones de cinquillo y ahora enterarme de esto... Desde luego... y yo que pensaba que el ambiente de este salon era la mas rancia nobleza europea... y resulta que te mezclas con esa pretencious white trash... no se que pensar, aun estoy shockeada!!!!! y como ya lo estoy no puedo decir aquello de "quede muerta!"... en fin me lo tomare como una de tus excentrecidades o mejor me convencere de que sol oera una apuesta o una obra de caridad, no puede ser serio, no me niego a pensar que alguien con quien yo me relaciono se relacione con ese tipo de gente... sigo en shock

Abelardo dijo...

¿Enya? Creo que hace unos cuantos años que no pasas por la sección de discos de tus grandes almacenes.
Y no te pongas nerviosa. Yo fui a su casa y no voy a justificarme por hacer trabajo de campo. Que le permita devolverme la cortesía es otra cosa muy distinta. Pero ahora que sé que te resulta tan desagradable la neomaruja probablemente invite a una para ver cómo te comportas cuando te cuente que no se encuntra bien porque se ha ido a sintonizar los Chacras, que ya sé que a tí te sonará a chancho pero no tiene nada que ver.
O puede ser que te traiga una neomaruja del sexo masculino, porque este nuevo concepto es mucho menos restringido que el de maruja. Hay casas en las que sólo mirando en la entrepierna del propietario puedes saber si es de varón o fémina, todas huelen a incienso y todas tienen velas, muchas velas.
Un día una contingencia me hizo ir a casa de un neomaruja y cuidado porque no hay que ser gay para entrar en este grupo. Porque este caballero era el novio de una compañera de la Sociedad de Amigos para la supresión de los zapatos puntiagudos.
Me pidió que me quitara los zapatos para no entrar los gérmenes de la calle a su nidito, con el consecuente riesgo de contraer sus papilomas del gimnasio o que me pasara como a Carrie Bradshaw en aquel capítulo en el que le roban en una circunstancia parecida unos Blahnik.
A los dos días volví a su casa a llevarle unos refrigerios a su novia que seguía en cama a pesar de la pulcritud de la casa. A la entrada me coloqué unas bolsas de plástico para quirófano en los pies, una mascarilla y unos guantes de latex y le expliqué que normalmente traemos muchos más gérmenes en las manos, sobre todo él, que viajaba en metro.
Mi amiga me llamó a las dos horas de abandonar la casa y me dijo que ya estaba totalmente recuperada y que nunca jamás se pondría enferma otra vez.
Alguien puede señalarme cuál es la gran diferencia entre esta nueva costumbre o la obligación de ponerse patines de trapo para no dejar rayar el suelo que tenían muchas marujas de las de antes.

Anónimo dijo...

Queridas todas, nosotras que formamos parte del neoviejisimo abolengo tendremos que tolerar que la bureguesía marujil imponga sus gustos de neoplastico blanco, como siempre hemos hecho, obviando, con esa forma de obviar que nos hace siempre tener conciencia de clase, el desprecio.
Pues si contertulias lo neooriental de plastico fino esta de moda, parece ser que se suman rapeles positivos en el ambiente, que le vamos a hacer. Ustedes las masalla-del atlantico saben mucho de esto, no digo que tu queridad Beverly, pero vosotras las rancias de allí teneis que convivir mas estrechamente con ello, y si tenemos en cuenta que son ustedes las que lo inventan podemos suponer que estan varios años por delante; aquí para horror de todas sufrimos lo mismo pero con el añadido de la forma de entender de la vieja Europa, es decir hagamos lo mismo pero quitemosle la gracia de lo que nada significa y cargemos tamañas chorr-heces de un simbolismo cultural mas allá de toda cognoscencia racional. Yo como vosotras prefiero por siempre forever el cafe solo con hielo y una buena partida de cinquillo, pero toleremos con desprecio las ansias de multiculturalidad de la maruja de usera que ansia ser cosmopolita de barrio, pues mientras asi siga siendo nosotras seguiremos siendo pocas y por tanto exclusivas.
Queridas quememos nuestros ipods, esa cosa de exclusividad hace dos años, y volvamos al fonografo.

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